Uno de nuestros lectores nos ha planteado una consulta sobre rehabilitación. Para resolverla contamos con los expertos en restauración, Valentina Cristini y José Ramón Ruiz Checa, profesores de la Universidad Politécnica de Valencia.
"Estamos reformando nuestra masía y queremos hacer una solera para aislarnos del actual suelo de tierra. Tenemos la suerte de no tener humedades cosa que creemos facilita las cosas. Nos gustaría en lo posible usar materiales naturales y técnicas tradicionales acordes con la masía. ¿Que nos recomendáis?"
![Solera]()
Realizar una solera potencialmente no es una operación muy compleja, pero para una solución apropiada siempre es aconsejable que un experto pueda inspeccionar el inmueble y pueda comprobar la situación y las posibles patologías vinculadas al edificio en cuestión. Es complicado y arriesgado establecer a priori “recetas” tipo. De todas formas, a continuación se indican algunas opciones sobre técnicas y materiales elegibles entre muchos, a utilizar para intervención en inmuebles que no presentan cuadros críticos previos.
Opción 1 Una posibilidad muy sencilla y económica, pero de menor calidad y seguridad prestacional, es realizar la excavación de aproximadamente 15 cm del estrato de tierra apisonada existente en el inmueble, para seguir con su posterior batido mezclado con de cal (10%) y apisonado final de acabado.
Opción 2 Por otro lado, si el objetivo es hacer una solera para poder colocar un pavimento sobre ella, una solución más apropiada puede ser empelar un ligante como la
cal hidráulica natural (algunas marcas interesantes pueden ser St Astier, Naturcal, Quimia, Lafarge). Entre las ventajas de este material destacan la
gran plasticidad que proporciona a la argamasa, su
elevada trabajabilidad y su
poca tendencia a fisuración. Es impermeable frente al agua y a su vez permeable al vapor de agua, generando una
buena transpirabilidad, evitando condensaciones y mejorando las prestaciones del edificio. Además los morteros de cal hidráulica son potencialmente más aislantes y eficientes que los constituidos por cemento. Muestran mejor compatibilidad con las estructuras históricas y una excelente puesta en obra.
Componentes del sistema constructivo
1.
Base de encachado o grava de río de entre 15 y 30 cm de espesor (dependiendo de la posibilidad de elevar el nivel del suelo).
2.
Solera de hormigón con cal hidráulica natural de 10 a 15 cm de espesor.
3.
Mallazo de redondos de fibra de vidrio o una simple malla de fibra de vidrio.
Trabajos previos
- Es necesario compactar, airear y nivelar correctamente el terreno antes de proceder a la puesta en obra del hormigón.
- Antes de la aplicación del hormigón de cal, es recomendable humedecer el suelo durante una semana una vez por día como mínimo.
Realización de la solera
Al realizar la solera sobre el mismo suelo se dispone una capa de unos
15 cm de grava o encachado. Este estrato evita la posible penetración de agua por capilaridad merced a la correcta compactación y nivelación antes del vertido del hormigón.
La solera puede tener un espesor aconsejable de entre
10 y 15 cm y para su realización es recomendable usar cal hidráulica natural de
clase NHL-5 ya que ofrece mayor resistencia a compresión. También esta opción ofrece una buena resistencia en la fase inicial de la compactación, con la ventaja de poder adelantar la puesta en obra y el consecuente ahorro en la ejecución material del suelo.
![Base de grava y acabado de la solera de cal hidráulica natural]()
La
proporción recomendable de
árido/cal (3/1). Además en cuanto a la elección de los áridos es preferible elegir materias primas las como arenas silíceas y calizas de trituración artificial de rocas o de río. Deben de ser suficientemente angulosas y es recomendable evitar aquellos áridos que contengan arcilla o que muestren restos orgánicos (raíces, vegetación, etc.). También es mejor desconfiar de las arenas de playa por su grano fino, con escasas aristas y con contenido de sales alcalinas, peligrosas tras su puesta en obra.
En caso de necesitar un refuerzo o una mejora estructural es posible optar por un armado, compatible con estas materias primas, por ejemplo realizado por
redondos de fibra de vidrio en forma de mallazo tradicional. Su función, en este caso es contribuir a coser la solera y mejorar su potencial
resistencia a flexotracción, evitando posibles incompatibilidades como puede ocurrir con refuerzos metálicos y su oxidación.
La solera puede ser continua, es decir, sin ninguna junta de dilatación, ya que la cal hidráulica natural
no sufre retracciones ni alteraciones gracias a su buena flexibilidad tras su correcta puesta en obra. De todas formas para mayor seguridad, en términos preventivos, se pueden hacer juntas de dilatación cada 25 m2 aproximadamente, con una profundidad de 1/3 de la solera y un espesor entre 4 y 6 mm.
Curado de la solera
Posteriormente a la aplicación del hormigón es muy importante tener un especial cuidado en la curación del hormigón. Para el curado, deberá humedecerse el hormigón mediante
pulverización de agua durante 3 semanas una vez por día como mínimo (en función de la Tª ambiente), teniendo en cuenta que los tiempos de correcto secado, según las condiciones del entorno, pueden ser más largos que con otros ligantes.
Esperamos que os sirva de ayuda y os animéis a probar estos materiales. Si os queda alguna pregunta no dudéis en
consultárnosla, estaremos encantados de resolverla.
Imagen Portada:
Maestro del hormigón